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¿Helado? No, gracias


 ¡yo no quiero ir! – grité - Sabes perfectamente que no me gustan los helados. Están fríos y me quedo todo pegajoso.
Pero él no me escuchó y mellevó.
Y ahora, mientras el juega con sus barcos en la bañera, yo no hago más que dar vueltas y más vueltas entre la ropa sucia de toda la familia.
La próxima vez que vaya a tomar un helado pienso esconderme y listo.
Perdonen que me calle, pero viene el centrifugado.

ESCARNIO PÚBLICO

-¿Cuándo le juzgaron?
-El Alto Tribunal se reunió ayer
-¿Pero qué hizo?
-Creo que le cortó el pelo a la Barbie mientras dormía
- Jeje, no puedo decir que lo sienta. No la soporto, con esos aires de superioridad. ¿Y cuál fue el castigo?
- Calzoncillos amarillos. Una semana a la vista de todo el mundo. Le cuelgan al amanecer.
- ¡Se han pasado!. Pobre... Habrá que montarle una fiesta para cuando le bajen.
-¡¡Vale!!. Yo aviso a los del baúl, tú a los de la estantería.

ALMA BLANDITA

Metimos en la lavadora una Barbie Exploradora. Una vez despojada de capas de caucho y hebras de nailon salió su alma. Todos lo sospechábamos. En su interior escondía un hipopótamo de peluche.

(qué cosa, Ken por fin se enamoró).

UN OSO EXPERIMENTADO

Tendido al sol de febrero, se secaban las huellas de su aventura. Había sido como un sueño, un torbellino de emociones. Y ahora por más que se frotara o se centrifugara, resultaba indeleble una sensación de orgullo quizá impropia en un oso de peluche. Mecido por la brisa del sur, ya paladeaba su próxima visita a la lavadora. Oscuridad perfumada de lavanda, un laberinto de sábanas, y al final, ese vértigo aterrador donde todo pierde su proporción y la vida merece la pena. No veía el momento de volver a mancharse de mermelada del desayuno o de babas de perro, eso daba igual. Convencería al conejo rosa.

UN NIÑO QUE LLORABA

–Mamá.
–¿Qué?
–He visto un niño que lloraba
–¿Dónde lo has visto hija, en el cole?
–No.
–¿En el parque, en la calle?
–No, lo he visto en la tele, era negrito.
–Ah , seguro que debía ser en Haití, es un país que está muy lejos y ha habido un terremoto y muchos niños han perdido sus casas y también a sus papás.
–¿Y también los juguetes?
–También hija, también los juguetes.
(…)
–Mamá.
–¿Qué cariño?
–¿Le puedo regalar a Teddy a ese niño?
–¿un osito como el tuyo?
–No mamá, no uno como el mío, mi osito.
–¿Y tú qué vas a hacer por las noches, llorar como cuando vamos de viaje y se nos olvida?
–No mamá, ya soy mayor. Es que me dio tanta pena…y seguro que Teddy le seca las lágrimas.
–¿Estás segura?
–msí…
–Habrá que lavarlo, ¿no?
–Sí, está un poco mostosillo.
(…)
–¿Qué pondremos en la carta mamá?
–“Para el niño que lloraba”
–¿Y le llegará?
–Claro, los carteros son muy listos, también los de Haití.
–Ah, bueno.
–Dame un abrazo con beso.
–¿Por qué?
–No sé, me apetece.
–Ah, vale.

Palabras de oso

DudOso
O me han dejado colgado, o me estoy rayando.

CautelOso
.- ¡Shhhhhhht! Oye, vosotros, calcetines, ¿habéis visto que son todo prendas grandes?. Creo que en esta cuerda no encajamos.
.- Tú habla por ti -le dijo el derecho.
.- No le hables -dijo el izquierdo, al derecho-. Es un colgado.

TrampOso
¡Raya por aquí!, 
¡raya por allí!, 
¿dónde está el osito?

FilÓsofo
Mmmmm, Rayados, colgados... debo estar en la cuerda floja.

MorOso
¿Pagar? Si consigo poner cara de patuco aquí no me encuentra ¡ni dios!

DolorOso
Tengo como un pinzamiento en los hombros que no me deja moverme, chico.

EL TENDEDERO


-¡Ssssch, oye! El de las rayas naranjas y negras–le dijo al calcetín que tenía a su derecha.
-Hermano el de aquí al lado me esta hablando –le dijo el calcetín a su compañero.
-No le hagas caso a ese monstruo. Nosotros a lo nuestro, aprovechar el aire puro que ya vendrán los malos olores.

-¡Ssssch, oye! El de las rayas azules y negras –le dijo a la camiseta de la izquierda.
-¡Pero qué te has creído! ¡A mi me tienes que hablar de usted! ¡Valiente niñato! En mis tiempos si…

El niñato monstruo se encogió de hombros y fijó la vista al frente, durante un rato ni siquiera pestañeó, hasta que de repente se le puso una sonrisa malévola en la cara mientras pensaba en lo que le iba a hacer al niño que le había colgado allí.