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puede

Puede que entonces nos amáramos. Hoy estoy azul y roto de tantos virajes, de tantas caricias y abrazos, de tu poderoso cuerpo bajo el mío. Me lanzaste a esta playa y me sigues hablando bajito, incesante, como en un arrullo. Ya no te miro. Apenas te oigo mientras aprendo a navegar sobre la arena.

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