Mi otro abuelo me contaba cuando yo era niño, que se había distribuido mal la vida.
Que le había dedicado poco tiempo a perseguir sus sueños y que los perdidos se le habían acumulado.
Tantos -decía- que si los juntáramos serían como un enorme barco mercantil de esos, varados, oxidados y olvidados en la orilla de una playa sola siempre, y siempre tranquila.
¿Y sabes por qué he llegado a tan viejo? -me preguntaba, y sin dejarme tiempo a responder continuaba- Por un sueño muy especial que aún tengo después de haberlo conseguido durante una buena parte de la vida. Aún voy tras él.
¿Y qué sueño es? -le preguntaba yo con mi asombro de niño.
Uno muy especial, que tiene forma de barquita roja con barandal bordado en blanco. Con esa barquita me escapo muchas noches y remando remando, despacito lo alcanzo.
1 comentarios:
Ya va casi medio año desde que leí esto, ya va casi medio año desde que me leí entre algún espacio de palabras blancas, esas que tú no escribes pero existen si existen dos palabras que necesitan unirse...
Alguna ves alguien me dijo que quizá esto no sirva para nada; ahora comentando lo k escribiste me doy cuenta que así es. No sé que función darle a escribir y por ende no sé para que sirva leer, sólo sé que me gusta y si aún no lees entre mis palabras blancas: lo k escribiste me gustó. Sea o no sea real, lo sientas o no... sea como sea lo ideal sería que seas el mismo que alguien imagina al leer...
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