Se despiden mis pies de la arena tibia, de este lado del mundo tampoco he encontrado nada. La sonrisa de mi madre y los abrazos de mis amigos van en esta caja, pero según avanzo se me chorrean entre las rajaduras, quedando regadas en gotitas de nostalgia en mi camino solitario. Pero se quedan impregnados impertinentes, en los rastros sucios de los vértices y la tapa, los desprecios y las malas miradas.
Este lado del mundo no es el mío. Volveré a navegar en balsas de sueños hacía otro lado, a otro mundo donde mis pies descalzos no importen, donde mi color de piel y mi acento tampoco me cierre las puertas. Donde un papel no valga más que mis tantos sueños y mis ganas de vivir el mundo. Seguiré navegando en balsas de sueños hasta que me encuentre con la muerte.
Este lado del mundo no es el mío. Volveré a navegar en balsas de sueños hacía otro lado, a otro mundo donde mis pies descalzos no importen, donde mi color de piel y mi acento tampoco me cierre las puertas. Donde un papel no valga más que mis tantos sueños y mis ganas de vivir el mundo. Seguiré navegando en balsas de sueños hasta que me encuentre con la muerte.
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