Quiere el capricho caótico de las corrientes marinas que multitud de botellas acaben en las playas de este lugar. De esas botellas agónicas con mensaje dentro, voces mudas, desesperación de náufragos. Tantas, que suponían una verdadera incomodidad para lugareños y foráneos. Encargaron su recogida, acarreo, clasificación y archivo al viejo Jonás, ballenero jubilado.
En la soledad nocturna de su cabaña, mientras relee y ordena los mensajes por continente y fecha, se conmueve.
Piensa lo bien que sienta que, todavía, aunque sea en la distancia, le necesiten a uno.
Juanalfonso Légolas, julio 2009
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