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Escapada

Usté me vá perdoná, ¿verdá don San Pedro?

Yo iba por ahí, por esos étere, desencarnaíto, como toca, y de pronto me topé con la escalera. ¡Una escalera de caracó! Y me puse en el úrtimo escalón, usté sabe, ná má pa verla… ¿no?

A mí es que mubiera encantao tené estudios, sé iginiero o arquitesto y podé hasé escaleras de caracó y pasarelas de barco y puentes venecianos… yo que sé, lo que yo hubiera jesho. Pero lo que estudié me dio pa las cuatro reglas, y lo que aprendí, pa juntá las tablas que forman una puerta o una cómoda de caoba. Que no digo questé mal er jasé esas cosa, pero uno tenía sus sueños de grandesa. Ara ya questí muerto po…

Totá, que estaba allí viendo la escalera y cómo se desenrollaba a mis pié, cuando pasaron lo sagale. Uno se paró a mi lao, me miró y me dio la mano. Debió de pareserle que yo no matrevía a bajá solo, allí parao en tor medio. Y yo se la dí. Que calorsito sentí al apretá aquella manilla. Y que fuersa y que tiento tenía er shavá en esos sinco deos. Valía pa carpintero, por mi mare. Ante de que me diera cuenta estábamo abajo...

No, por Dio. Ná má que me vieron lo shico. Los grande se dieron cuenta por las maritatas que hasían los niño y por las cosa que desían. Por ahí y por las preguntas que les jisieron fue como atinaron en quién era yo. Que si era asín o asán, que si llevaba una medalla ar cuello y que me miraran la mano deresha, a vé si tenía tó los deo. Y claro, don San Pedro, le dijeron lo que usté está viendo, que me farta la punta del índice y der corasón, que se las llevó la máquina de corte. Que ná má tengo los soquetillos pa gastá la broma de rascarme el ojo por dentro de la narí, que a mi Juanillo lasía retorserse de risa. A mi Juan se le cambió er coló de la cara, con tó lo que se reía cormigo, porque en la foto que tienen ello, la mano no sale. Y lo de los deo del agüelo, no lo sabían lo shiquillo. La Mari se tuvo que sentá y la Fefa, que siempre ha tenío la presensia de ánimo de su mare, la banicaba con un cartón, que doló de hija…

Ya ya sé que no hastao bien y yo le juro…

Perdón. Y yo laseguro que no va vorvé a pasá, que fue que me distraje y quer niño me cogió desprevenío, con ese desparpajo que tiene er joíoporculo ¡uy, perdonusté!

No me dio tiempo de má. De desí adió asín, con la mano mocha y sonreí mientra me venía otra vé pacá, cuando lescuché a usté reñirme. Pero no se me ponga asín, hombre, que fue sin queré y que no va vorvé a pasá nunca má.

¿Verdá que me perdona, don San Pedro? ¡Que usté también habrá jesho agüelo!

Manolo Shamán

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