Hay un mar donde no existe el horizonte, solamente existe el mar. La mar. Más allá de esa mar no encuentra el marinero sino más mar. Navega en la cresta de sus olas. Y descansa en su calma. El oleaje marino es el pensamiento enmarañado de una mujer que descansa tras el temporal. y hay otra mujer que mira. Busca un horizonte inexistente. Y siente. No se encuentra en ese infinito donde pierde su mirada, el País de los Deseos. Casi imperceptible, distingue un punto verde a la deriva. Quizás traslade en su interior un mensaje. Del País de los Encuentros.
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