El oficial de policía me preguntó si me sentía bien. No le respondí.
Yo la he visto. Entró en mi dormitorio sin pedir permiso. Ni él ni nadie me harán decir lo contrario.
Es pequeña, tiene los ojos oscuros y un corazón reticente que sólo late para provocar al mar. Dice que cada vez que lo mira, él se crece invadido por un amor de colegial. Y que cuando ella lo ignora, se retira avergonzado por haberse expuesto a su desprecio.
Señor policía, ¿Qué más quiere que le diga?, yo estaba pensando de qué manera conquistar el mundo, cuando me miró.
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