A veces, cuando siento en el pecho una cuesta arriba, cojo mi bicicleta y “llaneo”.
Busco el camino menos abrupto de los alrededores y pedaleo sin esfuerzo.
Contemplo las montañas a lo lejos, imponentes , hermosas…pero yo “llaneo”.
Cuando la vida me late con demasiado esfuerzo, hago un paréntesis y busco un paisaje fácil…
Hoy fue un día de esos. Me subí a la bicicleta y pedaleé durante dos horas. Apenas me cansé.
Por el camino encontré a Remedios buscando setas, me contó que cada día encuentra cinco, sólo cinco hongos chuchurrios. Sale todos los días, busca durante horas y… cinco.
-Por algo será-me dijo animada
Poco más allá estaba Ramiro, el zahorí del pueblo. Ahora está mayor y sordo, nadie le requiere ya, pero Ramiro pasea todos los días con su péndulo y cuando encuentra agua hace gestos raros y le gorgorea la garganta.
Me crucé también con “la mujer de cartón”, no sé como se llama, no habla, no saluda.
Sólo te sonríe si la miras. Siempre va roja, empujando un carro lleno de cartones arrugados.
Me crucé con otras bicicletas rápidas que no dijeron nada.
Me crucé con una ráfaga de viento y dos niños que buscaban moras
Me crucé con dos turistas que hacían fotos sin gracia.
Con varios coches sin rumbo ni concierto.
Con Braulio, que tiene un huerto muy ordenado, como un cajón de bragas de abuela.
Y también con el alcalde, que tiene un perro y un loro y los pasea. En realidad, el perro,que es enorme, lo pasea a él y mientras lucha por mantener el equilibrio, el loro en el hombro le pica la oreja.
Los paisajes humanos no siempre son fáciles. Algunas montañas se vuelven abruptas y peligrosas. No todo es un camino llano, ya , ya, ya, pero hoy yo “llaneo”.