El titiritero estaba ya a punto, era su momento. Por sus manos habían pasado dragones, cachiporras, saltimbanquis, damiselas, bailarines,... de cartón, de trapo, de lata, de madera, de plástico, de yeso, de cristal... Todo estaba olvidado, ahora estaba él solo, sin figuritas a través de las cuales expresarse, enfadarse, enamorarse, reírse, refugiarse... Su cancerbero particular era aquel pequeño muñeco que siempre había imaginado, pero que nunca llegó a construir por no saber para qué espectáculo podría servir. Y ahora estaba ahí, despidiéndolo mudamente, sin reproches, su ultima visión de este mundo material, como una performance de el alma, de su alma...
O una metáfora de su vida...
O una broma íntima de su inconsciente...
1 comentarios:
Las 3 cabezas que habían estado observando durante años al titiritero.... se sintieron de repente conmovidas, por aquella despedida tan bien preparada.
La primera cabeza sintió que el titiritero estaba solo y comenzó a gritar su nombre, su verdadero nombre sin poder controlar todo lo que aquello significaba a las puertas del infierno. La segunda cabeza sin embargo no pronunció ni una sola palabra, ni de duda, ni de despedida, cerró los ojos y sintió la terrible emoción que siempre deja el silencio, en los momentos más oportunos.
Había una tercera cabeza, sus ojos estaban fíjamente puestos en los ojos del titiritero , a ésta se le ocurrió la peregrina de idea de autoguillotinarse olvidandose de que así tan sólo sería una tercera parte de sí misma.
También había una mujer.........Pero esa, es otra historia.
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