En la cima de mi casa hay una higuera.
Para coger los higos subimos al tejado,
nos los comemos allí también.
Saben a cal y a altura.
No los lavamos ni nada porque ya los limpia el cielo,
que está bastante cerca porque vivimos en un séptimo.
El ascensor debería subir hasta la higuera,
pero solo sube hasta el sexto,
luego hay que subir un piso andando,
después sales al balcón,
trepas al tejado y llegas al jardín.
Aunque solo hay una higuera, es un jardín.
Nadie lo riega, bueno sí, el cielo, que está cerca.
Es una higuera joven,
Y así me siento yo desde que da higos
Los vecinos de enfrente nos miran raro
“Una vieja y un viejo que trepan al tejado,
después se sientan arriba y se quedan al sol ,comiendo higos
A veces se besan y cantan coplas…”
Los vecinos suelen ser así, de hablar…
Pero yo me quito unos años cuando subo al tejado,
Si miro abajo, el barrio hormiguea
Si miro arriba, el cielo se me acerca.
Eso me canta él, mi viejo querido:
¡Se nos acerca el cielo, cielo!.
Y yo le miro dulce y me como un higo más aun,
que sabe a cal y a vértigo.
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